TEORÍA KING KONG (VIRGINIE DESPENTES)


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#2. 'Escribo desde la fealdad y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica, pero también para los hombres que no tienen ganas de proteger, para los que querrían hacerlo pro no saben cómo, los que no son ambiciosos, ni competitivos, ni la tienen grande. Porque el ideal de la mujer blanca, seductora, que nos ponen delante de los ojos, es posible incluso que no exista'.

Al leer la sinopsis del libro, sin duda te viene a la cabeza que todo lo que contenga dentro va a ser una teoría revolucionaria, incluso algunos pensarán que extremadamente revolucionaria. Y es cierto que para abrirte, para comenzar a conocer la teoría del feminismo, se podría hacer a partir de este libro, pero sin embargo, desde una óptica más materialista y profunda, los planteamientos no hacen nada más que ir cayendo.

De este libro supe hace bastantes años, cuando apenas tenía formación. El otro día decidí pasear por mi cuenta para ver qué descubría, así que entré en la librería, y en la parte de Sociología se encontraba este libro mirando al frente, teniendo un espacio propio, al igual que otros que narraban en su título algo así como 'Introducción al feminismo'. Supuse que intentarían hacer más visibles aquellos libros introductorios al feminismo teniendo como foco a todas aquellas personas que tenían ganas de adentrarse en este mundo. Sin embargo, La Teoría King Kong me pareció más lanzado, más revolucionario, más interesante, porque supuse que tendría una visión del feminismo teniendo en cuenta muchos más aspectos que el resto de libros que parecían tener un contenido mucho más básico. Quería leer algo que me hiciera pensar profundamente y también, porqué no, hacer temblar los pilares de mis creencias. Solamente con el nombre del título y la portada tan agresiva, me dieron ganas de cogerlo. Y así hice, cogí el libro y me senté en uno de los sillones de la librería. Es cierto que el libro me absorbió, y lo hizo como hacía bastante que no hacía ningún otro libro. Despentes escribe de manera muy ágil y fácil de comprender, vas lanzada leyendo y enterándote de todo a la vez. Tanto, que en un par de horas me leí sesenta páginas, cosa que no hacía desde bastante tiempo. Utiliza un lenguaje claro, directo, no da rodeos, va totalmente al grano. No tenía intención de comprar ningún libro, pero después de haberme leído casi la mitad, y de que el vendedor me llevara viendo ahí sentada, porque justo estaba en el medio de la habitación, más de una hora, decidí comprarlo. Y también, hay que decirlo, porque el libro me estaba enganchando, y si había un libro que no lo hacía desde bastante tiempo, pero con este sí, sería por algo. Así que me lo llevé a casa.

El problema vino al continuar el libro. Me había quedado justo en el capítulo previo al de la Prostitución. Por lo que cuando llegué allí, sufrí una gran decepción. No entendí como Despentes, que se refería a Angela Davis en bastantes ocasiones, a la cuestión de clase, a las mujeres blancas (en colación con la diferencia de trato a éstas con respecto a todas las demás, en situación de clara desventaja), y que además refleja su espíritu punk a lo largo de toda la narración, podía decir que la prostitución es emancipatoria de la mujer (párrafo 2, página 92), además de exponer que no ve diferencia entre prostitución y trabajo asalariado legal (página 88).

A continuación de este capítulo, se encontraba el del Porno, pero ya no me sorprendí tanto, porque si era regulacionista de la prostitución, también lo iba a ser del porno. Despentes, primeramente justifica el porno con la necesidad de mostrar aquello sexual que nos gusta, ya que, durante siglos se nos ha callado acerca de nuestros gustos sexuales, para decir a continuación que no se debe reprochar a las actrices que finjan placer (párrafo 3, página 107), y comparando el tener que fingir placer (que supongo, también se referirá a cuando a las mujeres les meten el pene hasta el fondo de la tráquea, y vomitan, o tienen arcadas, cuando acaban llorando, cuando se finge que las violan, cuando las amordazan, cuando las embisten brutalmente, donde, claro está, todas ellas llegan al orgasmo y se corren, porque todas sabemos cuánto nos gusta a las mujeres todo esto) con las pocas ganas que puede tener Britney Spears un día de bailar en su show (párrafo 1, página 108). A continuación, explica que la mujer que trabaja en el porno, es una mujer liberada, ya que, se enseña plenamente su cuerpo, y éste es el protagonista, ya que es básicamente el que se ve (párrafo 2, página 116). Sin duda, es totalmente cierto que en el porno, el protagonista es el cuerpo de la mujer, pero no vemos a la mujer liberada, sino que, al igual que señaló previamente la escritora, la mujer finge. Finge porque la mujer sufre la brutalidad de este tipo de "sexo". En el porno, es el cuerpo de la mujer el que se muestra, porque es el principal objeto de consumo, ya que los demandantes del mismo, son los hombres. Además, no puede producirse la liberación de la mujer, cuando está sujeta a la sexualización, la hipersexualización, y es vista y tratada como un objeto.

A pesar de ello, uno de los capítulos que hizo que me llevara el libro a casa, fue el capítulo de la Violación. Es bastante ilustrativo y hace que la narrativa sea cercana, el hecho de que Despentes se exponga. No es algo que tendría que hacer, pero supongo que lo hace a modo de exposición, y también, porqué no, de liberación. En este capítulo, explica la violación de la que fue víctima, y la forma en la que consiguió salir de esa situación en la que se encuentran todas las mujeres que han sido víctimas del abuso, acoso o violación: el sentimiento de culpa, de secretismo. Despentes se refiere a la posviolación (párrafo 3, página 57). En una parte de este capítulo, se refiere a la forma en la que superó la violación y esta fase de posviolación, que está narrada de una forma tan cruda y directa que no sé hasta qué punto está bien, pero sí estoy segura de que es cierto, de manera literal, aquello que narra. Cuando leí esto, a primeras me hizo sentir algo mejor, porque es algo que te libera de ese sentimiento de culpa al que me he referido, pero sin embargo, esta recubierto de una cruda realidad, y aunque en cierto modo te empodera, no soluciona en absoluto el problema al que nos vemos sometidas cuando salimos por la noche, o al mediodía, o a la discoteca, o a comprar el pan, o sola, o con amigas, o con amigos. Es cierto que te sigue haciendo consciente de la realidad, pero no te da mecanismos de defensa (a pesar de que sí especifica que debería haberlos). A lo que me estoy refiriendo, es a la reflexión de Despentes después de leer un artículo de Camille Paglia (con cuyo razonamiento en el resto de aspectos, no estoy de acuerdo), a través del cual ya no sería posible referirse a todas estas mujeres como 'pobres chicas' como se acostumbra, después de ser víctimas de un abuso, violación o acoso. Sino que se produce una desdramatización. Citando literalmente a Despentes, 'Paglia cambiaba todo: ya no se trataba de negar, ni de morir, se trataba de vivir con' (párrafo 1 página 51). Despentes expresa con ello, que sí es cierto que el espacio no está reservado a nosotras, y que sí que hemos sobrevivido, pero también que 'por primera vez habíamos comprendido lo que habíamos hecho: habíamos salido de casa y podíamos levantarnos y recuperarnos' (página 50). Es cierto que con estas palabras, la escritora recae sobre nosotras el peso del cambio y también se refiere a que si hemos sufrido esto es porque 'habíamos corrido el riesgo y habíamos pagado el precio', y es cierto que no todas las mujeres consiguen salir del bucle en el que nos mete la violación o el abuso. Pero con ello, expresa la verdad de una forma muy cruda, que es a la que nos vemos sometidas, y aunque no aporta nada, si que nos enseña la verdad, que tapamos con el echarnos la culpa a nosotras por llevar la falda demasiado corta, o haberle mirado, o no habernos cambiado de acera, o no haber dicho no a tiempo, o lo suficientemente alto, o no haberlo dicho simplemente pero no haber reaccionado porque no hemos podido. Por lo que, no creo que lo que trata de mostrar Despentes consiga ser una ayuda, pero si manifiesta la realidad: las calles siguen sin ser nuestras, sigue sin ser un espacio seguro para nosotras, y como mínimo, tenemos que tener medios y mecanismos de defensa que nos deben ser otorgados (a la vez, obviamente, que se debe enseñar a los hombres a no ser depredadores, a no atacar). Por lo que nos libera, de cierto modo, de la culpa que nos echamos encima cuando somos víctimas de ello.

Si os preguntáis si recomendaría el libro, a primera vista, una primera lectura rápida, visto de forma superficial, el libro está bien, es ameno, rápido, cercano, ilustrativo, directo y claro. Pero sin embargo, a medida que profundizamos, deja bastante que desear. Hay puntos en los que indudablemente se sigue un razonamiento totalmente claro, pero hay mucha confusión y contradicciones a lo largo del libro en el otro tanto. ¿Y recomendaría este libro a alguien que se mete por primera vez en el feminismo? Creo que debería entrar por algo más light, más ligero, las palabras aquí son demasiado crudas y directas, y por ello te pueden llegar hacer que creas todo lo que expone, pero para este libro se necesita una mirada más crítica, más crítica en el sentido de endurecida por el tiempo y la reflexión previa en tales aspectos, la cual creo que acabaría por derribar la mayoría de las cuestiones que Despentes expone.

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